viernes, 9 de junio de 2017

Playa nudista

No me banco más este clima. Todo el mundo está tosiendo, estornudando, esparciendo virus y gérmenes por todos lados.

Chicas en playa Chihuahua, Punta del EsteTengo que tener la estufa prendida las 24 horas para que el depto no sea una heladera húmeda y poco saludable.

El día no dura nada. Apenas termina de asomar el sol, empiezan a alargarse las sombras y a anunciarse la llegada del anochecer.

Y lo peor de todo: hay que ponerse una pila de abrigos para salir a la calle.

Quiero que vuelva el verano. Quiero sentir el sol en mi piel otra vez. Si tuviera plata me iría al hemisferio norte a escapar del invierno. Me iría sin dudarlo a una playa nudista, donde pueda recibir al sol en todo mi cuerpo y no tener marcas de bikini, siguiendo el ejemplo de mi amiga Mariajo, quien lo practica habitualmente en las playas de Canarias.

Una vez practiqué el nudismo, pero no en una playa nudista. Era una playa casi desierta, y sólo me animé a desnudarme en un médano medio oculto tras unos arbustos. Y fueron apenas 15 minutos. Al escuchar las voces de unos chicos me tuve que apurar a ponerme la malla por temor de causar un escándalo.

Tomando sol en una playa nudista
Ya lo tengo decidido: el próximo verano voy a ir a Playa Querandí o a Playa Escondida, o si me da el cuero, a Playa Chihuahua en Punta del Este, a practicar el nudismo. Quiero saber qué se siente estar en bolas frente a todo el mundo, sin que nadie se asombre, ni se asuste, ni haya babosos mirándome con ojos libidinosos.

Así que, por favor, que pase rápido este invierno que todavía no empezó y ya me tiene cansada tanta ropa, y me la quiero sacar.


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