martes, 5 de diciembre de 2017

Estadía en el infierno - Día 5

Estadía en el infierno - diario del día 58 de la mañana. Sé que terminó el fin de semana largo por que volvieron los ruidos a la fábrica. Hace un rato empecé a golpear la pared y a gritarles que me maten de una vez.

11 de la noche. En todo el día no pude escribir mi diario. La vieja notó que me estoy poniendo medio chapa y decidió quedarse a vigilarme ella misma. Debe tener miedo de que me mate en serio. Estuvo bueno porque se trajo un televisor y pude ver las novelas y el noticiero.

Cada tanto la bardeaba un poco, le cantaba cumbia, en un momento le pregunté si su marido le había contado que le chupé la pija. Ella sabía que era mentira, pero no le gustaba nada que se lo dijera. Así que se lo preguntaba a cada rato. “¿No te dijo el gordo si le gustó cuando le chupé la pija?”. Le empecé a hacer la guerra psicológica y eso me dio un motivo para mantenerme lúcida.

“¿Soy la primera que van a vender o ya vendieron otras minas antes? Debo ser la primera por que me parece que no tienen mucha experiencia en este negocio”.
“¿Por cuánto me van a vender? Decime, total no te voy a pedir comisión”.
“¿Te gusta mi olor a chivo? Para qué te pregunto, si vos estás acostumbrada, lo tenés siempre este olor”.
“¿Qué pasa si me mato? ¿Te quedás sin nada, no? ¿Por eso me estás cuidando? Ojo que en cualquier momento me mato, mirá que ya estoy re loca”

Me empecé a enroscar la cadena en el cuello.

“Mirá qué fácil, tiro de la cadena, me corto la respiración y chau plata”.

Empecé a hablar con ronquidos como si me estuviera asfixiando. Eso la sacó del todo. Se me vino encima enojadísima. Yo la aparté con una mano mientras con la otra tiraba de la cadena. Me estaba cortando la respiración en serio.

Forcejeamos, yo le arañé la cara y ella me pegó un cachetazo que me dejó los dedos marcados. Pero en lugar de quejarme o llorar, me empecé a reír a carcajadas. Se fue echando humo de furia, tenía sangre en la cara.

Yo seguí riéndome hasta que me quedé afónica. Estaba contenta de verdad, sentía que de pronto tenía una ventaja.

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